“¿Qué estamos haciendo los jóvenes para desaparecer?”, es el título de una obra de teatro representada por el colectivo estudiantil “Campo de Ruinas”. Enfocado en poner luz a las problemáticas sociales en México, la fundación del colectivo fue inspirada por la desaparición y el asesinato de una joven mexicana.
Por Gabriel Infante/RadioNederland
Ciudad de México, 4 de febrero (SinEmbargo).– “Decidimos tratar temas de violencia, que sabemos que a todos nos afecta como habitantes de este país, y justo en el momento que estábamos creando el colectivo, acababan de encontrar los restos mortales de una compañera de la universidad que había desaparecido, Adriana Morlett, ese caso nos impactó”, narró a RadioNederland Eréndira Córdoba, estudiante y una de las fundadoras del grupo.
El colectivo artístico “Campo de Ruinas”, fue creado por un grupo de estudiantes de la carrera de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Y allí mismo crearon sus instalaciones escénicas con aquellas temáticas sociales con las que se sienten identificados.
Adriana Morlett, estudiante de 21 años de la carrera de Arquitectura de la misma Universidad (UNAM) desapareció el 6 de septiembre de 2010. Tras 14 meses de búsqueda, el 29 de noviembre de 2011, fueron hallados sus restos óseos en un paraje remoto de la Ciudad de México.
A raíz de este caso decidieron abordar estos temas, cuenta Córdoba. Tras no encontrar una explicación sobre el motivo de la desaparición de la joven estudiante de arquitectura, y al indagar más sobre la situación de los desaparecidos en el país, se dieron cuenta de que la problemática es sumamente grave. A partir de esto empezaron a trabajar en diferentes instalaciones escénicas.
El colectivo Campo de Ruinas lo conforman entre ocho y once personas que van desde creadores escénicos hasta artistas plásticos y músicos y trabajan a partir de testimonios directos e investigaciones, dice Anya Deubel, otra de las creativas del colectivo.
“Lo que hacemos es primero buscar casos de estudiantes desaparecidos y asesinados, y a partir de estos hacemos un archivo de información. Después, tratamos siempre de llegar al testimonio directo, es decir, testimonios de los familiares, amigos y personas cercanas”, explica Deubel.
La otra parte de la investigación consiste en montar exposiciones plásticas en espacios públicos con información sobre los casos de desaparecidos en las que piden a los espectadores que dejen un testimonio sobre la persona.
Con toda la información recabada, se crea una instalación escénica.
Según Deubel, el nombre del colectivo Campo de Ruinas surge a partir de un texto teórico, que les impactó mucho, que apuntaba la necesidad de que haya ruinas para que sea visible algo que sucedió. “Por eso creemos importante colocar esas ruinas que cuentan las desapariciones, la violencia y lo que está pasando ahorita en el país”, afirma Deubel.
–¿Qué estamos haciendo los jóvenes para desaparecer?
–“Campo de ruinas” hace un recorrido por diversos espacios y momentos que recuperan las historias de estudiantes desaparecidos en el país desde el 2003. El objetivo es “hacer su ausencia presente y visible”. Los espectadores son copartícipes de micro-relatos con sus testimonios de hechos violentos ocurridos en el país e intentan buscar formas de cambiar esa realidad.
“Esta instalación escénica parte también de las sensaciones que tenemos como creadores, porque como nosotros también somos estudiantes y jóvenes, nos conecta de alguna manera con esas personas desaparecidas”, señala Anya Deubel.
Asimismo, Deubel explica que los testimonios directos dan identidad a los jóvenes desaparecidos, pero también les permite hacer una recreación escénica.
OTRAS REALIDADES
Como joven mexicana y artista, Eréndira Córdoba aún le tiene fe al país y asegura que “por eso hacemos este trabajo”, y añade que todos los involucrados en este proyecto “creemos que hay otras realidades posibles”.
Además, señala que la buena recepción que ha tenido este proyecto y el interés que ha suscitado les demuestra que hay más gente que quiere cambiar las cosas y no quedarse en la evasión ni dar por normal lo que está ocurriendo en el país.
“Me parece que dar voz a estos testimonios y mostrar estas realidades nos hace más fuerte, el silencio nos debilita, al tener esta información nos hace reflexionar sobre estos temas”, afirma Córdoba.
Actualmente, Campo de Ruinas cuenta con el apoyo del Teatro UNAM y Fundación Bancomer que les ha dado mayor difusión y les han abierto acceso a otros espacios para presentarse.